Carolyn Cason se quebró el pie derecho este año al caer de una escalera cuando intentaba retirar ramas y hojas de un árbol del techo de su casa en Arlington.
Eso le confirmó lo que ya sabía sobre la fragilidad de los huesos.
Hace algunos años, su padre se fracturó la cadera en una caída, lo operaron y falleció dos semanas después.
“A mi padre le pasó lo que les suele pasar a los adultos mayores”, dijo Cason, quien tiene 75 años.
“Muchas veces (la rotura de cadera) les deja un desafío que no pueden superar, y marca el final de su vida o de su calidad de vida”.
Las caídas son la principal causa de fractura de cadera, según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Cada año más de 300,000 personas mayores de 65 años son hospitalizadas con una fractura de cadera.
El doctor Aman Haider, director médico de Bridgemoor Transitional Care en Fort Worth, clínica que provee tratamiento de rehabilitación después de una hospitalización, dice que él ve más fracturas de cadera a medida que envejece la generación de los baby boomers.
También ve más mujeres con fracturas de cadera, en parte porque más mujeres desarrollan osteoporosis, una enfermedad que debilita los huesos, después de la menopausia.
Conforme las personas envecejen, los músculos tienden a debilitarse debido a la menor actividad física, la vista se deteriora y el equilibrio disminuye, todo lo cual incrementa el riesgo de caerse y romperse la cadera.
Cuando una persona se rompe la cadera, “suele ser devastador, caro y cambia drásticamente el curso de su vida”, dice Kathryn Daniel, enfermera facultativa gerontológica y decana asociada de asuntos académicos de enfermería de la Universidad de Texas en Arlington.
A largo plazo “la persona realmente ya no recupera el mismo nivel de independencia después de la fractura”.
Una cadera rota dificulta la movilidad y las actividades cotidianas.
Las estadísticas dan en qué pensar: Después de una operación de cadera, una cuarta parte de las personas necesitan atención crónica y la mitad necesita ayuda para caminar, dice Haider.
Encima, diversos estudios muestran que 1 de cada 5 personas mayores de 60 años mueren dentro de un año.
Después de su caída, Cason se ha vuelto “extracuidadosa” con la salud de sus huesos.
Además cambió algunas conductas. Ahora procura sujetarse de los asideros del baño y toma un suplemento de calcio con vitamina D.
“Definitivamente ahora soy más consciente de dónde pongo los pies, especialmente si voy caminando en una superficie desigual”, dijo.
Aun con sus perras labrador Sally y Maggie, “tengo que cuidar de no tropezar con ellas”.
Consejos para el cuidado de sus caderas
La buena noticia es que hay cosas que los adultos mayores pueden hacer para fortalecer sus huesos y reducir el riesgo de fracturarse una cadera.
Estas son siete ideas:
Retire las fuentes de peligro: Elimine las alfombrillas, los cables de extensión y cualquier otra cosa que pueda hacerlo tropezar.
Haga su casa más segura instalando pasamanos, asideros en el baño y luces más fuertes para iluminar mejor las superficies desniveladas.
Hágase un examen de la vista: La vista defectuosa puede derivar en caídas y fracturas. Puede ser que necesite lentes o ayudas visuales, por ejemplo franjas de pintura brillante en las orillas de los escalones para hacerlos resaltar.
Hágase una prueba de densidad ósea: Este indoloro escaneo le indicará si sus huesos se están debilitando.
Las mujeres deben empezar a hacerse esta revisión a los 65 años (o desde antes, si es una mujer en alto riesgo o ya ha sufrido una fractura) y los hombres a los 70.
Coma bien: Una dieta sana le suministrará calcio y vitamina D —que ayuda a absorber el calcio— para fortalecer sus huesos.
Mujeres y hombres necesitan de 1,000 a 1,200 mg de calcio diariamente.
Las personas de más de 50 años necesitan de 800 a 1,000 mg de vitamina D diariamente. Algunas personas podrán necesitar tomar suplementos si no ingieren lo suficiente. Consulte a su médico.
Haga ejercicio: Los ejercicios de peso como caminar, andar en bicicleta y la hidrogimnasia fortalecen los huesos y aumentan la resistencia, explica Chris Ray, kinesiólogo y decano del Colegio de Ciencias de la Salud de Texas Woman’s University.
El tai chi, el yoga y los ejercicios sentados ayudan a mejorar el equilibrio y disminuyen el riesgo de caídas, agregó.
Cuidado con los pies: El calzado flojo o que no es de la medida puede hacerlo tropezar y caer. Use zapatos sólidos con suela de hule.
Revise sus medicinas: Algunos medicamentos pueden afectar su equilibrio. Pídale a su médico de atención primaria que revise sus medicamentos y dosis una vez al año.